jueves, 26 de enero de 2017

7.1.La restauración Borbónica. El sistema canovista

BLOQUE 7. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA: IMPLANTACIÓN Y AFIANZAMIENTO DE UN NUEVO SISTEMA POLÍTICO (1874-1902)
7.1.1. TEORÍA Y REALIDAD DEL SISTEMA CANOVISTA: LA INSPIRACIÓN EN EL MODELO INGLÉS.
La Restauración es el periodo que se extiende entre 1875, tras el Sexenio Democrático, y 1931, proclamación de la II República. La primera etapa corresponde al reinado de Alfonso XII, y  la regencia de María Cristina de Habsburgo. El periodo se caracteriza por un alejamiento de los militares de la vida política, una estabilidad propiciada por la nueva Constitución de 1876 y la alternancia pacífica en el poder de dos partidos políticos. Sin embargo, en la práctica, el dominio recae en una élite política que se mantiene en el poder gracias a la manipulación electoral y  el caciquismo.
La I República concluyó de hecho con el golpe del general Pavía, que disolvió las Cortes  en enero de 1874 y estableció un gobierno provisional  encabezado por el general Serrano, en realidad una dictadura. En diciembre el príncipe Alfonso firmaba el  Manifiesto de Sandhurst,  que ofrecía una monarquía dialogante y constitucional. Cánovas y el futuro rey querían un regreso pacífico de la monarquía y sin intervención militar. Pero el general Martínez Campos encabezó un alzamiento en Sagunto y proclamó rey a Alfonso XII. Se formó un gobierno provisional dirigido por Cánovas del Castillo. A los pocos días, en enero de 1875, entraba  Alfonso en España  y se producía la restauración de los Borbones.            

El modelo político de Cánovas era el británico: se basaba en la existencia de dos grandes partidos que se turnaran en el poder. Ambos debían aceptar pasar a la oposición si perdían la confianza del rey o del parlamento, y respetar la obra legislativa de sus predecesores.
El régimen de la Restauración fue muy conservador, tanto en el terreno político como sobre todo en el social y económico. La corona había sido restablecida por políticos conservadores, hombres de negocios y mandos militares. Todos ellos compartían intereses comunes: defensa del orden social y la propiedad, el rechazo de fórmulas republicanas que identificaban con la anarquía, y la unidad de la patria con el mantenimiento de las colonias. Contó también con la  aceptación de las clases medias, temerosas de los movimientos sociales que se manifestaron durante el Sexenio. Los pilares de Cánovas serán:
·         El rey las Cortes como las instituciones más importantes de la nación española.
·       El bipartidismo y la alternancia en el poder entre el Partido Conservador (Cánovas) y el Partido Liberal (Sagasta). El Partido Conservador se formó como continuador del Partido Moderado después de la revolución 1868. Excluidos quedaron los carlistas por anticonstitucionales y los republicanos por antimonárquicos. Los partidos y asociaciones obreras quedaban también al margen del sistema.
·         Una Constitución moderada.
7.1.2. LA CONSTITUCIÓN DE 1876 Y EL BIPARTIDISMO.
Como se ha explicado Cánovas  fue el creador del sistema de la Restauración. Pretendía recuperar el prestigio de la monarquía perdido durante el reinado de Isabel II. Pensaba que la Corona debía compartir la soberanía con las Cortes, tener amplias competencias y desempeñar un activo papel en la vida política.
La Constitución debía acoger todas las tendencias liberales: antiguos moderados, unionistas, progresistas, y demócratas, con la condición de que aceptasen la monarquía y la alternancia de gobierno. Quería conseguir una constitución que durase, que permitiera gobernar a partidos distintos y acabara con el pronunciamiento como vía para llegar al poder. El ejército tenía que volver a los cuarteles y cumplir su misión constitucional. A esto ayudó Alfonso XII, un rey con formación militar.
Para elaborar la nueva constitución se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio masculino, como establecía la Constitución vigente de 1869. El proceso electoral fue manipulado para garantizar una amplia mayoría a los candidatos del gobierno. Pocos meses después se aprobaba un texto que recogía las ideas políticas de Cánovas.
La CONSTITUCIÓN de 1876, inspirada en la moderada de 1845, establecía, otra vez, una monarquía parlamentaria:
1)  La soberanía compartida entre las Cortes y el Rey,
2) Un poder ejecutivo fuerte en el que el Rey intervenía nombrando al Gobierno y ejerciendo el mando supremo del Ejército.
3) Un legislativo bicameral parcialmente sometido al Rey: podía disolver las Cortes, proponer y vetar leyes, nombrar senadores, etc.
4) Declaración de derechos basada (sólo en la teoría, con muchas limitaciones) en la Constitución  de 1869.
5)  Estado centralista: control del gobierno sobre  ayuntamientos y diputaciones y eliminación  de fueros.   
6)  Estado confesional: la religión oficial era la católica y se garantizaba el sostenimiento del culto y el clero. Se admiten otros cultos, siempre que se ajusten a la moral católica y con prohibición de sus manifestaciones públicas.
El sufragio no queda especificado, por lo que será el partido gobernante el que decida a través de la ley electoral si debe ser censitario o masculino. Hasta 1890 la ley estableció el sufragio restringido, con un cuerpo electoral del 5% de la población. Las elecciones nunca fueron transparentes. Alcaldes, gobernadores civiles, caciques y el ministerio de la gobernación se encargaban de fabricar las mayorías necesarias en cada caso.
7.1.3. EL TURNO DE PARTIDOS, EL CACIQUISMO Y EL FRAUDE ELECTORAL.
Los partidos políticos eran partidos de notables, sin afiliados ni estatutos, de modo que los vínculos entre sus miembros se establecía a través de lealtades personales. Las diferencias ideológicas entre ambos eran escasas, sólo que los liberales eran más tolerantes con la verdadera oposición (republicanos y el movimiento obrero), mientras que los conservadores los reprimían por la fuerza.
Todo el engranaje político de Cánovas era una farsa desde el  momento en que había una alternancia pacífica en el poder, se pactaba qué partido iba a gobernar y se concedían mutuamente plazos razonables de gobierno. Los cambios de importancia se mantenían por ambos partidos.
El rey, entonces, según el poder que le reconocía l Constitución, mandaba formar gobierno al nuevo partido, disolvía las Cortes y convocaba nuevas elecciones, que debidamente manipuladas, otorgaban la mayoría parlamentaria para que un partido comenzase a gobernar.
La práctica del caciquismo se articulaba así:
·   La oligarquía, o minoría política dominante, ministros, senadores, terratenientes, etc. Comunicaban desde Madrid a los gobernadores civiles de las provincias qué resultados electorales debían salir.
·   En cada capital e provincia, el gobernador civil elaboraba la lista de los candidatos (encasillado) que debían salir.
·      En los pueblos, los caciques locales recurrían a todo tipo de artimañas para conseguir los votos del pueblo: amenazas, sobornos, o el pucherazo, es decir, cambiar los votos en las urnas, añadir votaciones falsas, etc.
El fraude electoral se organizaba de arriba abajo y en los pueblos era escandaloso. La Restauración supuso enmascarar un sistema que suponía una vuelta a los antiguos poderes.

                    

No hay comentarios:

Publicar un comentario