8.3.
UNA DEFICIENTE INDUSTRIALIZACIÓN: LA INDUSTRIA TEXTIL CATALANA, LA SIDERURGIA Y
LA MINERÍA
España
accede al proceso industrializador mal y tarde porque llegar a un proceso de
revolución industrial, al menos en su primera fase, suponía el desarrollo de una
revolución agraria que nunca se dio en el país. Teóricamente los beneficios
obtenidos del sector primario financiarían la industrialización pero, al estar
el campo controlado por una burguesía poco emprendedora y una nobleza todavía
de mentalidad rentista, será el Estado el que deba financiar el proceso
industrializador, bien con sus escasos fondos o bien legislando a favor de la
entrada de capitales extranjeros.
Sin duda, el
fracaso del Revolución industrial española se basó en la escasa capacidad
productiva de las manufacturas tradicionales; en la inexistencia de un mercado
nacional con buenas comunicaciones y en la escasez de capitales españoles que,
en una gran parte, se destinaron a comprar las tierras desamortizadas.
LA INDUSTRIA TEXTIL CATALANA
Antes de
1830 el único sector que puede considerarse algo industrializado es el textil
centrado en Cataluña, de larga tradición en el tratado de la lana e implicado con el algodón desde el último tercio del XVIII. Las empresas se
constituían con capital autóctono y eran
de tamaño mediano.
Es
en Cataluña la iniciativa empresarial de
la burguesía hará llegar las primeras máquinas de hilado inglesas y donde por vez primera se instalan motores de
vapor. De 1830 a 1850 experimentará una gran
modernización técnica, un ejemplo será la fábrica Bonaplata en Barcelona,
aunque también serán centros importantes Sabadell y Tarrasa. A mitad de siglo representaba el 60% del
sector industrial.
El área
catalana recibió apoyo constante del Estado mediante leyes arancelarias que impidieran la entrada de algodones ingleses
y franceses y estableciendo el monopolio de venta de algodón catalán no sólo en
el resto del país sino en las Antillas españolas. De ahí que la pérdida de Cuba
provocara una movilización seria de la burguesía catalana contra el gobierno
central.
A esa
industria textil catalana se asocia otra de carácter químico para los tintes
que evoluciona hacia la producción de cementos. Asociada a la textil nace
también la industria papelera catalana.
LA INDUSTRIA SIDERÚRGICA
La
industrialización española fue lenta y tardía, se localizó fundamentalmente
en Cataluña y en el norte de España y su desarrollo estuvo muy ligado a
las explotaciones mineras. Además la pérdida de las colonias americanas eliminó
unos mercados exclusivos, y privó a la industria de materias primas baratas.
La industria siderúrgica se estableció cerca de las zonas mineras,
razón por la cual se localizó principalmente en el norte de España. Hubo
algunas plantas en:
·
Málaga (1830-60) pero como no había carbón
mineral, recurrían al vegetal mucho más caro. Vivió su apogeo durante las
Guerras Carlistas en el Norte.
·
En
Asturias (1850-70) las cuencas de
Mieres o Langreo no progresaron por carbón de baja calidad.
·
Y,
por último, en Vizcaya, donde la familia Ybarra fundó la empresa de Altos Hornos de Vizcaya en 1882.
LA MINERÍA
Los recursos
mineros se habían explotado desde la antigüedad. España era rica en reservas
de hierro, plomo, cobre, mercurio y cinc. Con la llegada de la revolución
industrial tales recursos eran una riqueza potencial que no se utilizaban por
la escasez de iniciativas empresariales y de capitales españoles. Finalmente, la Ley de Minas de 1868 facilitó la
llegada de capitales extranjeros que se hicieron pronto con el control de la
mayoría de las explotaciones importantes (Río Tinto Gulf Company,
Franco-Belge des Mines de Somorrostro, etc.). Con el tiempo, sería el
hierro vizcaíno el mineral más exportado. El carbón asturiano y leonés, de baja
calidad, era insuficiente y sólo se vendió en el mercado interior.
Las
minas, desde el siglo XVI eran propiedad del Estado:
* Las más productivas eran explotadas por el Estado, se llamaban minas reservadas.
* Las otras, se cedían a particulares por un tiempo eran las no reservadas.
Tras
la nueva ley de 1868 se procede a la venta de la minas no reservadas a
particulares, que se convertían en particulares a perpetuidad, a cambio de un
canon anual. Algunas reservadas fueron también vendidas, como las de Riotinto (cobre); otras como Almadén (mercurio) continuaron siendo propiedad del
Estado (la explotación se cedió a la compañía Rothschild).
El carbón fue la fuente de energía
básica de la Primera Revolución Industrial. Se concentraba en Asturias y León,
pero era escaso, caro y de baja calidad.